miércoles, 3 de abril de 2013

Ante la reseña periodística publicada en el panfleto opositor “El Nacional”



C.A.R.I.A.C.O. fija posición política:


Ya es una constante que las fuerzas pro imperialistas de la derecha venezolana y sectores infiltrados en la revolución le hagan el lobby a las empresas transnacionales y sus tecnologías, aprovechando los períodos electorales, para avanzar en sus propósitos, so pena que los sectores revolucionarios debamos quedarnos callados en aras de la unidad y en eterna espera de “momentos políticos adecuados”. El C.A.R.I.A.C.O. (Colectivo Amplio para la Restauración de la Agricultura Campesina y Originaria) decide romper el silencio y definitivamente enfrentar las amenazas y avances de la infiltración de mercenarios al servicio de las tecnologías transnacionales.

La oposición venezolana viene utilizando fachadas y títeres como organizaciones supuestamente “no gubernamentales”, representantes, personas expertas o vocerías “autorizadas”, para estar incesantemente atacando todo lo que hace la revolución, y perpetuar los intereses de las trasnacionales directamente o a través de convenios internacionales con países latinoamericanos aliados.

El pasado 4 de septiembre, salió una reseña en el panfleto ya citado, en la que un fulano (Sr. mandado) que dice representar a unos supuestos productores de oriente, pide abiertamente que se utilice la biotecnología de los transgénicos en Venezuela, con el subterfugio elemental “…ya que Uruguay, Brasil y Argentina aplican esta biotecnología que les da más rendimiento y productividad a las cosechas, y luce ilógico que en Venezuela no se permita la utilización de material genéticamente modificado…”. Aquí se recoge todo el simplismo opositor y evidencia por dónde vienen. Sólo les interesa, tecnocráticamente, el supuesto aumento del rendimiento, la productividad y por tanto, las ganancias que les dará la aplicación a ciegas de esta tecnología. Sr. mandado sepa Ud., y lo invitamos a hurgar al menos en internet, que existe abundante información técnica, de los efectos nocivos de los transgénicos a la naturaleza, pues es una práctica científicamente antinatural.

Pero el problema y el debate deben traspasar la discusión técnica estéril, pues existe un andamiaje colonial científico que sustenta y justifica todo lo que hace el agronegocio. Lo invitamos a leer el artículo “Del maíz cultural, al maíz científicamente privatizado” publicado en aporrea.org, dónde se devela todo el marasmo institucional científico técnico nacional e internacional, que ha montado la Fundación Rockefeller de Estados Unidos (dueños de la antigua Standard Oil Company); así como los tres períodos tecnológicos donde han prometido solventar el hambre mundial (las semillas de variedades mejoradas, semillas híbridas y ahora las transgénicas); logrando profundizar y ampliar la hegemonía del agronegocio transnacional y sus ganancias; y el sometimiento de los pueblos por culpa de gobiernos súbditos y de sectores científico-técnicos coaptados a los intereses de Monsanto, Sygenta, Cargill, etc, replicando el mismo modelo tecnológico en sus países, como supuesta creación y “progreso” nacional. Por cierto, estas compañías profundamente comprometidas con el golpe al Presidente Lugo de Paraguay.

En cada país que Ud. señala, hay una fuerte presencia del agronegocio y un andamiaje científico-técnico gobernado desde el CGIAR (Consultative Group on International Agricultural Research), cuyas políticas alimentarias mundiales emanan de los Estados Unidos, pero sus pueblos están desarrollando una fuerte lucha por romper éstas cadenas. En Venezuela, es conocido el grado de infiltración intelectual que las trasnacionales han logrado en universidades, ministerios y centros de investigación. Por eso su interés Sr. mandado, en activar una simple comisión de biotecnología que termine legalizando la sumisión política, el saqueo y la destrucción de la madre naturaleza. Creemos que la discusión no es un problema técnico que supuestamente aumentará la productividad de los monocultivos, el debate es político, de soberanía y autodeterminación de nuestros pueblos.

En Venezuela desarrollamos un proceso político independiente que se ha asumido revolucionario y por tanto debemos consolidar la soberanía nacional y el bienestar para todos, de modo que no tenemos que emular el sometimiento de otros países. Lo emplazamos Sr. mandado a que impulsemos un gran debate político, debatamos el asunto tanto desde su visión productivista, como desde la cosmovisión, la cosmovivencia, el riesgo natural, la soberanía política, tecnológica, económica, alimentaria; la endogeneidad, la sustentabilidad, la eficiencia energética; la pertinencia sociocultural y ambiental, la superación de la división social del trabajo, entre otros. Pero no en una encerrona representativista de experticias colonizadas o agrocomerciantes sin escrúpulos, sino en un gran debate popular nacional, pues en este país vivimos todas y todos, que en conjunto integramos a la naturaleza, de modo que es interés de la totalidad decidir nuestro destino.

Todos nuestros hijos e hijas (incluyendo los suyos Sr. Mandado), sufrirán los impactos negativos de esta nefasta tecnología. Entonces, el problema no es solo que tú ganes más dinero. Este asunto es de seguridad de Estado, de interés nacional, de interés popular, de modo que apelamos al poder constituyente, nos atrevemos a proponer una consulta popular, donde participe y decidan los pueblos originarios, el campesinado, las madres y padres, las y los consumidores, las comunidades, en fin toda la población venezolana y así lograr romper con el odioso cir-culito de “expertos coaptados” que siempre deciden por la vida de todos y todas.

La Venezuela revolucionaria de hoy, debe mantener su autonomía decisoria y debe contextualizarse política y constitucionalmente frente a este flagelo, que acecha desde diferentes sectores: adversarios, aliados y propios.

Afortunadamente tenemos un presidente que se ha manifestado en contra de los transgénicos, pero un solo hombre no puede con todos los lobistas nacionales, del norte, del sur y del Caribe, que avanzan en sus planes, de legalizar una tecnología antinatural. Por eso hacemos un llamado al resto del pueblo a organizarnos y dar esta batalla en contra de los alimentos transgénicos; dando el debate frontal, develando su dominación y sus intereses, identificando la doble ética de la oposición venezolana y de algunos sectores políticos, académicos e institucionales, de manera tal que podamos purgar la institucionalidad de infiltrados, lobistas y académicos serviles al agronegocio nacional y transnacional, quienes se dedican a diario a vender la transgénesis como la tecnología que salvará al mundo del hambre.

Instamos a todo el pueblo organizado a pronunciarse.

Conformemos el Frente Nacional contra los Alimentos Transgénicos
Por C.A.R.I.A.C.O.

ANDRÉS AVELLANEDA
C.I. V-5.534.982
NINFA MONASTERIOS GUEVARA
C.I. V-7.248.757
WILFREDO A. HERRERA ORTA
C.I. V-6.464.138
DELIA POLANCO LOAIZA
C.I. V-4.789.740

No hay comentarios:

Publicar un comentario