Período prehispánico
Distintos autores coinciden en afirmar
que el poblamiento de América se inició aproximadamente 1.500 años
antes de Cristo y comprende los períodos Paleoindio (15.000 A.C.- 5.000
A.C.), Mesoindio (5.000 A.C.- 1.000 A.C.), Neoindio (1.000 A.C. – 1.500
D.C.) e Indohispano (1.500 D.C. hasta la actualidad). Entre las teorías
que pretenden explicar el poblamiento del territorio americano y, por
consiguiente el venezolano, destacan la “Autoctonista” de Florentino
Ameghino, la “Monogenista Asiática” de Alex Hrdlicka, la “Oceánica” de
Paul Rivet y la de la “H” de C. Osgood. Esta última explica que el
poblamiento de Venezuela se produjo a través de dos ejes migratorios,
oriental y occidental, por los cuales llegaron las influencias
culturales de las antillas, la cuenca amazónica y mesoamérica, dando
origen a los principales núcleos poblacionales: Arahuacos y Caribes.
La organización político-social y las
actividades económicas de los distintos grupos indígenas se fueron
haciendo más complejas en la medida que éstos se asentaron en los
territorios y presentaron distintas maneras de relacionarse con la
naturaleza. Las relaciones sociales de producción, predominantes en la
mayoría de los grupos indígenas, eran esencialmente comunitarias,
igualitarias y ecológicas; es decir, las comunidades vivían
armoniosamente con la naturaleza. La organización y toma de decisiones
se regían por formas colectivas y utilizaban sólo los recursos
necesarios para su subsistencia.
Una de las características que definen
la etapa prehispánica de Venezuela es la heterogeneidad, pues existía
diversidad cultural entre los distintos grupos indígenas, desde los
grupos recolectores-cazadores-pescadores hasta los agricultores, que
presentaron comunidades semisedentarias y sedentarias.
Llegada de europeos y resistencia indígena
En el siglo XV, Europa manifiesta los
primeros síntomas de la acumulación originaria de capital y las
monarquías europeas se ven en la necesidad de buscar nuevas rutas
marítimas y fuentes de riquezas que les permitan satisfacer las demandas
de las economías mercantilistas. Unos de los más interesados en
conseguir otras rutas de navegación fueron los reyes católicos de
Castilla y León, quienes, al aceptar la propuesta del aventurero
genovés Cristóbal Colón, financiaron su expedición en busca de una nueva
ruta a Asia.
El 12 de octubre de 1492, Colón
desembarca en costas de la isla Guanahaní (que bautizaron como San
Salvador, actual isla de Watling, en el archipiélago de Bahamas); lo
cual le abre la puerta a una inmensa fuente de riquezas y poder. Pero,
para los habitantes originarios de este lado del mundo, fue el inicio
del proceso de resistencia contra el genocidio, la exterminación de sus
culturas y formas de vida, la dominación, la esclavitud y el saqueo de
los recursos naturales de estas tierras por parte de los europeos.
En el tercer viaje, en agosto de 1498,
Colón llega a las costas del golfo de Paria, y desembarca en “Macuro”
(actual estado Sucre). Fue éste el primer contacto con tierra
continental que tuvieron los europeos y el inicio de la exploración y
conquista de los territorios que posteriormente conformarían Venezuela.
Tras la exploración inicial realizada
por el propio Cristóbal Colón en el Oriente y las posteriores
expediciones de Alonso de Ojeda (1499), Pedro Alonso Niño y Cristóbal
Guerra (1499-1500), se da inicio a la sangrienta conquista.
El primer asentamiento europeo que se
registra es Nueva Cádiz (1513) en la isla oriental de Cubagua. Este
poblado se formó asociado a la explotación de los bancos de perlas,
abundantes en la isla. Los procesos de explotación perlífera se
realizaron esclavizando a los indígenas como mano de obra, hasta forzar
su exterminio. Posteriormente, se registraron varios intentos de
fundaciones de pueblos y ciudades en el territorio continental, como es
el caso de Cumaná en 1521, y Santa Ana de Coro por Juan de Amperes en
1527. Desde allí se inició una expansión progresiva hacia el interior.
El período de la conquista en Venezuela
desató mecanismos de violencia terribles contra las poblaciones
indígenas. Las comunidades originarias fueron diezmadas no sólo por las
enfermedades de los europeos, ni por la ocupación y transformación de su
hábitat, sino también por el impacto que tuvo el trabajo forzado, la
esclavitud y el exterminio físico y cultural. A la mayor parte de los
sobrevivientes se les impuso la adopción de sistemas de organización
política, social y económica españolas.
La resistencia indígena se manifestó en
enfrentamientos por la preservación de sus territorios y formas de vida,
pero, ante la superioridad armamentística de los españoles, las
naciones indígenas fueron en su mayoría sometidas o exterminadas.
Los Repartimientos y las Encomiendas
fueron instrumentos utilizados para consolidar la colonización. El
primero consistía en el otorgamiento de tierras a los conquistadores, lo
que dio inicio a la propiedad privada del suelo en América; el segundo,
se refiere a la asignación de indígenas a los españoles para su
inserción en las maneras y costumbres europeas, asociadas al trabajo y
la religión cristiana. Las “Encomiendas de Indios” derivaron en casi
todos los casos en la esclavitud de los indígenas encomendados.
El sistema político-administrativo de
las colonias se organizó en virreinatos, provincias, gobernaciones y
capitanía generales, reguladas a través de instrumentos e instituciones
como las Leyes de Indias, La Real Hacienda, La Real Intendencia, El Real
Consulado y La Real Audiencia. Venezuela dependió de la Real Audiencia
de Santo Domingo, actual República Dominicana, hasta 1776, cuando se
crea uno de estos tribunales en Caracas.
La economía colonial en Venezuela se
fundó sobre la base de la producción y extracción de materias primas
para la metrópolis española. La agricultura y la minería se
desarrollaron sobre las espaldas de los indígenas y los esclavos negros
traídos de forzada desde África. El comercio constituyó el pilar de la
acumulación de riquezas para grupos sociales de la Venezuela colonial,
éste se realizaba por medio de los canales legales que instauraba el
Estado español y por vías ilegales como el contrabando con los
comerciantes ingleses y holandeses, instalados en las Antillas Menores y
en los actuales territorios de Guyana y Surinam.
Los movimientos precursores de la independencia en Venezuela
Poco después de la llegada de los
europeos al continente americano se inició la resistencia por parte de
la población indígena, pero ésta fue reducida a su mínima expresión
durante los siglos XVI y XVII. No obstante, la incomodidad de
importantes grupos sociales con las regulaciones del imperio español,
así como la explotación brutal de los grupos indígenas y esclavos fue
combustible que alimentó motines, asonadas e insurrecciones a lo largo
de los siglos XVI, XVII, XVIII y principios del siglo XIX.
Los movimientos de resistencia tuvieron
múltiples causas, como el cobro de altos impuestos, limitaciones
impuestas a los criollos para tener acceso a altos cargos en la
administración colonial, la dramática desigualdad social y el
Latifundio, entre otras. Algunos movimientos de resistencia que destacan
en esta época son: la rebelión del Negro Miguel en las minas de San
Felipe de Buría (1553), la rebelión del Negro Andresote (1733), la
rebelión de San Felipe El Fuerte (1741), la rebelión de El Tocuyo
(1744), la insurrección de Juan Francisco de León (1749), la revuelta de
los Comuneros de los Andes (1781), la rebelión de José Leonardo
Chirinos y José Caridad González (1795), la conspiración de Gual, España
y Picornell (1797), la sublevación de Maracaibo (1799) y la invasión
libertaria de Francisco de Miranda (1806).
La Independencia y El Libertador Simón Bolívar
La
etapa que comprende el proceso de independencia de Venezuela puede
dividirse en Primera República (1810-1812), Segunda República
(1813-1814), Tercera República (1817-1819) y La Gran Colombia
(1819-1830).
Los acontecimientos que llevaron a la
independencia de Venezuela están ligados a los cambios políticos que
ocurrieron en España con la invasión de Napoleón Bonaparte en 1808.
Estos sucesos causaron gran conmoción en Caracas, donde el Cabildo de la
ciudad se declaró fiel al rey Fernando VII de España. Los
revolucionarios vieron en esta situación la oportunidad de colocar el
gobierno de la Capitanía General en manos de venezolanos.
Así, el 19 de abril de 1810 marcó el
inicio de la revolución por la independencia de Venezuela, con la
renuncia forzada del capitán general Vicente Emparan y el
establecimiento de la llamada Junta Suprema o Junta de Caracas, la cual
gobernó hasta 1811. El 19 de abril se celebra la proclamación de
Independencia de Venezuela.
El 5 de julio de 1811 se inició la firma
del Acta de la Declaración de la Independencia y la convocatoria a un
Congreso Constituyente, con el fin de elaborar una Constitución para la
nueva República. Por ello el 5 de julio se celebra el Día de la
Independencia de nuestro país.
Simón Bolívar fue una de las figuras más
destacadas de los procesos de emancipación en Suramérica. Luego de la
formación de la Junta Suprema, Bolívar viajó a Inglaterra junto con
Andrés Bello y Luis López Méndez en una misión diplomática. Allí con el
apoyo de Francisco de Miranda consiguen cierto respaldo británico para
la causa de la emancipación venezolana. Posteriormente, Bolívar regresa a
Venezuela y hace gestiones para que Miranda pueda regresar también.
Así, Miranda es nombrado Teniente General y en agosto de 1811 fuerzas
bajo su mando logran una victoria en Valencia. Historiadores señalan que
fue en esta batalla donde Bolívar tuvo su bautismo de fuego y su
primera acción militar distinguida.
Sin embargo, las batallas por la Independencia de Venezuela fueron muchas y los reveses múltiples.
En 1812 cayó la Primera República.
Bolívar se reincorpora a la lucha poco después desde Cartagena de
Indias, en Nueva Granada (actual Colombia). Desde allí escribe el famoso
Manifiesto de Cartagena, en el cual hace un análisis político militar
de las causas de la caída de la Primera República venezolana, exhorta a
Nueva Granada a no repetir los errores y comienza a promover la unión de
los pueblos de Suramérica para lograr la independencia.
Simón Bolívar consolidó el control de
algunas partes de Venezuela, luego de la Campaña Admirable que logró
llegar triunfal a Caracas -desde Nueva Granada- el 6 de agosto de 1813.
Dicha victoria fue de corta duración pues las fuerzas realistas,
lideradas por el comandante Boves, retomaron el control de la provincia y
obligaron a Bolívar y otros líderes a buscar refugio, primero en el
Oriente y luego fuera de Venezuela. De esta forma, cae la Segunda
República y Bolívar inicia un periplo por algunas islas del Caribe para
intentar reagrupar fuerzas y recursos. En 1815, Bolívar publica la
Carta de Jamaica, documento en el que expone el proyecto ya antes
esbozado por Miranda de crea una confederación americana con el nombre
de Colombia.
Con el apoyo del presidente de Haití
-declarada nación independiente de Francia en 1804-, el general
Alexandre Petion, Bolívar inicia de nuevo operaciones militares en
Venezuela en 1816, desde la Isla de Margarita. Luego de unos años, donde
el sur del país se encontraba en manos patriotas y el norte y zonas
pobladas en manos realistas, Bolívar convoca el Congreso de Angostura
(en la actual Ciudad Bolívar) junto a representantes de Nueva Granada.
Se da comienzo a la conformación de la unión entre Venezuela y Nueva
Granada que pasaría a llamarse Colombia (o gran Colombia, para
diferenciarla de la actual República de Colombia, que tomó el nombre en
1863) y se trazan planes militares para la expulsión definitiva de
fuerzas españolas del país. En 1821, el ejército colombiano, liderizado
por Bolívar y José Antonio Páez derrota a las fuerzas realistas en la
Batalla de Carabobo, lo cual significó la derrota de las fuerzas
españolas en Venezuela. El imperio español envió una última expedición
armada en 1824 pero fue derrotada en la Batalla Naval del Lago de
Maracaibo, dirigida por Bolívar y el general Rafael Urdaneta y que selló
definitivamente la independencia de la provincia de Venezuela y
Colombia junto a la Batalla de Boyacá, en los Andes colombianos.
Bolívar fija su mirada en el Sur y
tomando como punto de partida Bogotá dirige sus fuerzas al actual
Ecuador, Perú y partes de Bolivia y ayuda decisivamente a los procesos
liberadores en esas regiones. En Lima es aclamado como El Libertador,
título que se mantiene hasta nuestros días.
Al mismo tiempo la República de la Gran
Colombia, que abarcaba los territorios que actualmente ocupan Venezuela,
Colombia, Ecuador, Panamá, partes de Perú, Bolivia, Guyana, Brasil,
Costa Rica y Nicaragua, había empezado a resquebrajarse debido a
factores como el personalismo de algunas figuras políticas regionales,
la gran extensión territorial y pugnas acerca del poder central
concentrado en Santafé de Bogotá.
El 25 de septiembre de 1828 El
Libertador sufre un nuevo atentado contra su vida, llamada la
conspiración septembrina, y es salvado por su compañera sentimental y
heroína ecuatoriana Manuela Sáenz, llamada La Libertadora de El
Libertador. La agitación política obliga a Bolívar a dejar el cargo de
presidente de Colombia e intenta dirigirse a Europa, pero su precario
estado de salud lo postra en cama y muere en Santa Marta, Colombia, el
17 de diciembre de 1830.
Sus últimas palabras fueron
“¡Colombianos! Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se
consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”.
Etapa Republicana
En el año 1830 varios eventos marcaron
el final del período de la independencia: la muerte de Antonio José de
Sucre y El Libertador Simón Bolívar, la separación de Venezuela de la
Gran Colombia y el establecimiento de la nueva constitución de 1830.
José Antonio Páez sería el primer presidente de Venezuela.
Los problemas de carácter social y
político, dejados sin resolver una vez lograda la emancipación de España
(1821), la negativa de las elites gobernantes de ampliar la
participación política en los años venideros, la miseria en la que
vivían los recién liberados esclavos (el gobierno de José Tadeo Monagas
abolió definitivamente la esclavitud en 1854) y el latifundismo serían
algunas de las causas de la Revolución Federal (1859-1863). Esta
“Revolución” desataría una larga guerra civil denominada Guerra Federal.
Esta guerra estuvo liderizada por Ezequiel Zamora (muerto en el sitio
de San Carlos en 1859), como jefe de los federalistas, y José Antonio
Páez y León Febres Cordero por los centralistas. La Guerra Federal
finalizó de manera favorable al bando federalista (Tratado de Coche, 23
de abril de 1863), aún cuando los ideales de Zamora fueron traicionados.
El país había quedado arruinado por la
guerra cuando Juan Crisóstomo Falcón llegó al poder en 1863. Se crearon
20 estados y se le dio a la nación la denominación de Estados Unidos de
Venezuela. En 1864 se preparó una nueva constitución que consagraba los
derechos civiles, la propiedad, la inviolabilidad del hogar, la libertad
de instrucción, el derecho al voto de los mayores de 18 años y la
abolición de la pena de muerte.
Desde 1870 y hasta 1887 gobernó en
Venezuela el general Antonio Guzmán Blanco. Lo hizo en tres períodos que
se denominaron: Septenio (1870-1877), Quinquenio (1879-1884) y la
Aclamación (1886-1887). Su gobierno se caracterizó por una política de
apertura al capital extranjero y por la construcción de obras públicas.
Guzmán Blanco reformó la enseñanza pública y promulgó medidas
anticlericales.
El período de 1887 a 1899 presentó una
intensa inestabilidad política, destaca la Revolución Legalista (1892),
bajo el mando del general Joaquín Crespo y la Revolución Restauradora,
dirigida por el general Cipriano Castro, la cual culminó con la toma de
Caracas el 22 de octubre de 1899.
Los Andinos
El 23 de mayo de 1899 Cipriano Castro
junto a sus compañeros de armas cruzaron la frontera colombiana para
iniciar la Revolución Restauradora, la cual finalizó el 22 de octubre
con la llegada a Caracas para asumir la dirección del país. A estos
sucesos siguieron cuatro gobiernos que marcaron la historia de
Venezuela: Cipriano Castro (1899-1908), Juan Vicente Gómez (1908-1935),
Eleazar López Contreras (1935-1941) e Isaías Medina Angarita
(1941-1945).
El gobierno de Castro tuvo que
enfrentarse a enemigos internos y externos. En Venezuela, varios de sus
opositores, algunos generales latifundistas, dirigidos por Manuel
Antonio Matos y financiados por banqueros, emprendieron la “Revolución
Libertadora”. En el escenario internacional, en 1902, Castro tuvo que
enfrentar el bloqueo naval que impusieron Inglaterra y Alemania debido a
que Venezuela se negaba a pagar su deuda (porque carecía de los
recursos necesarios) y había confiscado la empresa inglesa que
suministraba electricidad a Caracas. Cipriano Castro denunció que las
empresas extranjeras intervenían en problemas nacionales al suministrar
dinero a los enemigos del gobierno.
Durante la dictadura de Gómez, la
economía venezolana experimenta una transformación significativa.
Venezuela pasa de ser un país agrícola a ser un país petrolero, por la
gran cantidad del recurso que posee el país y debido a grandísimas
facilidades que le dio el gobierno de Gómez a las trasnacionales del
petróleo para explotarlo y satisfacer la creciente demanda de crudo a
nivel mundial, sobre todo durante la Primera Guerra Mundial. Los
ingresos provenientes de la renta petrolera fueron superiores, en la
década de 1920, a los provenientes de la agricultura.
A pesar de ello, los que más se
beneficiaron de la explotación petrolera en Venezuela fueron las
empresas trasnacionales. Estas compañías promovieron leyes y
reglamentos en el ramo a su conveniencia, con la complicidad de las
élites de la época. Las consecuencias inmediatas de esta transformación
económica se apreciaron en las migraciones de poblaciones rurales hacia
los centros petroleros y algunas ciudades en busca de mejores
condiciones de vida, las cuales generalmente no lograron conseguir.
Además se produjo una paulatina penetración de los productos,
actividades deportivas, costumbres y pensamiento estadounidenses.
Los gobiernos de Eleazar López Contreras
e Isaías Medina Angarita destacan porque inician la transición de un
país caudillista a uno moderno. Sin embargo, estas transformaciones no
satisfacen las aspiraciones de distintos grupos políticos, militares y
sociales del país, llevando al derrocamiento de Medina Angarita el 18 de
octubre de 1945.
Ensayo democrático del trienio 1945-1948
Una vez derrocado Medina Angarita asume
la dirección del país la Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por
Rómulo Betancourt e integrada por Gonzalo Barrios, Raúl Leoni, Luis
Beltrán Prieto Figueroa, el mayor Carlos Delgado Chalbaud, el capitán
Mario Ricardo Vargas y Edmundo Fernández.
Durante este período se buscó ampliar
la participación política de la población y de los diferentes grupos
partidistas o sindicales; también se reformaron algunas leyes y
reglamentos, como se hizo con la Ley de Impuesto Sobre la Renta para
reajustar la ley tributaria sobre el petróleo a una tasa 50-50.
Un aspecto importante de esos años fue
el establecimiento de la Asamblea Nacional Constituyente el 17 de
diciembre de 1946, previa elección democrática de sus miembros, para la
elaboración de la Constitución, la cual se promulgó el 5 de julio de
1947. Esta Constitución ofreció el marco jurídico necesario para la
realización de las elecciones del 14 de diciembre de ese mismo año, en
las cuales resultó ganador Rómulo Gallegos, quien asumió la presidencia
el 15 de febrero de 1948. Gallegos gobernó hasta el 24 de noviembre de
1948 cuando fue víctima de un golpe de Estado militar que estaba
comandado por Carlos Delgado Chalbaud, Marcos Pérez Jiménez y Luis
Felipe Llovera Páez.
La dictadura militar
Una vez derrocado Gallegos, se inicia la
dictadura de una Junta Militar presidida por Delgado Chalbaud, quien
fue asesinado el 13 de noviembre de 1950 y fue sustituido por Suárez
Flamerich. Este asumió temporalmente lo que entonces comenzó a llamarse
la Junta de Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela. El 2 de
diciembre de 1952 Marcos Pérez Jiménez es nombrado presidente
provisional mediante “acta institucional” y es ratificado por la
Asamblea Nacional el 17 de abril de 1953.
El gobierno de Marcos Pérez Jiménez es
considerado una dictadura autoritaria y personalista que silenció a las
fuerzas de la oposición, prohibió los principales partidos políticos,
tanto de derecha como de izquierda, cerró medios impresos que le
criticaron e impuso la censura a la radio y la televisión. Durante su
gobierno, un gran número de sus detractores fueron perseguidos,
torturados, asesinados, enviados al exilio o encarcelados, sin cargo
alguno o por sospecharse de su oposición al gobierno, con la fuerza del
brazo represivo denominado ”Seguridad Nacional”.
Además de su lamentable record en
derechos humanos, la dictadura de Pérez Jiménez es conocida por obras de
infraestructura como la autopista Caracas-Valencia (Autopista Regional
del Centro), la autopista Francisco Fajardo y la urbanización Dos de
Diciembre (hoy 23 de enero). Pérez Jiménez impulsa una nueva
constitución en la que destaca el cambio del nombre oficial del país
desde 1864, “Estados Unidos de Venezuela” por “República de Venezuela”.
A pesar del creciente descontento con su
régimen de gobierno, para 1958 Pérez Jiménez tenía intenciones de
permanecer en el poder mediante un plebiscito, lo que produjo una ola de
protestas populares que concluyeron con su derrocamiento por un
movimiento cívico-militar el 23 de enero de 1958. Pérez Jiménez huyó a
República Dominicana, protegido por el dictador dominicano Rafael
Leonidas Trujillo, para posteriormente trasladarse a Estados Unidos
junto a su familia.
La democracia puntofijista
Con el derrocamiento de Marcos Pérez
Jiménez el 23 de enero de 1958 se inicia una etapa de la historia de
Venezuela que algunos han denominado “la democracia puntofijista”. Este
término se refiere al pacto firmado entre los partidos Acción
Democrática (AD), Comité de Organización Política Electoral
Independiente (COPEI) y Unión Republicana Democrática (URD) el 31 de
octubre de 1958 -en la casa del líder socialcristiano Rafael Caldera en
Caracas que lleva por nombre “Punto Fijo”-, para garantizar “la
estabilidad de la democracia”, a través de la participación igualitaria
de estos partidos en el gabinete ejecutivo del gobierno de turno. El
Partido Comunista Venezolano (PCV) fue excluido de este pacto, a pesar
de su ardua lucha contra la dictadura perejimenista, pasando junto con
posteriores agrupaciones de la izquierda a ser perseguidos por muchos
años.
En la práctica, este pacto sentó las
bases para un sistema bipartidista que restringió el poder político y
económico a las élites asociadas a los partidos AD y COPEI.
Los presidentes de ésta época fueron:
Wolfgang Larrazábal (1958-1959), Edgar Sanabria (1959), Rómulo
Betancourt (1959-1964), Raúl Leoni (1964-1969), Rafael Caldera
(1969-1974), Carlos Andrés Pérez (1974-1979), Luis Herrera Campins
(1979-1984), Jaime Lusinchi (1984-1989), Carlos Andrés Pérez
(1989-1993), Octavio Lepage (1993), Ramón José Velásquez (1993-1994) y
Rafael Caldera (1994-1999).
Los años de la “democracia
representativa” fueron regidos por la Constitución de 1961. Sin
embargo, durante estos gobiernos no sólo se cometieron gravísimas
violaciones a los derechos humanos, como la desaparición y tortura
sistemática y selectiva de ciudadanos, sino que paulatinamente se
afianzó una política de manejo de la renta petrolera para el beneficio
de unos pocos sectores tecnócratas del país e intereses trasnacionales.
De esta forma, se fue abandonando a la población en las áreas más
básicas y fundamentales (salud, alimentación y educación, entre otros),
dejando a un enorme porcentaje de la población en la pobreza.
Esta situación, aunado a la corrupción
generalizada y los intentos de aplicar recetas neoliberales a finales de
la década de los ochenta y principios de los noventa -colocando el peso
de las medidas de recuperación macroeconómica en los hombros de los
sectores más débiles-, contribuyeron a crear un estado de malestar e
insatisfacción generalizado dentro del pueblo. El levantamiento popular
del 27 y 28 de febrero de 1989 (El Caracazo), las acciones militares del
4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992 y la elección democrática del
ciudadano Hugo Rafael Chávez, el 6 de diciembre de 1998, son parte de
este proceso de convulsión y cambio social.
Para conocer más sobre la historia
reciente del país, desde la elección del presidente Hugo Chávez Frías en
1998, visite la sección sobre
La Revolución Bolivariana.
La Revolución Bolivariana
1999: Año de la refundación de la República
El inicio de la nueva magistratura
presidencial se enarbola en la propuesta de refundar la República
mediante el supremo recurso democrático de una Asamblea Nacional Constituyente.
La propuesta de Constitución desarrollada en Asamblea Constituyente fue
respaldada de manera mayoritaria (71,78%) en la elección del 15 de
diciembre del año 1999. Se instaura con esta elección una sociedad
democrática, participativa, protagónica, multiétnica y pluricultural;
enmarcada en un Estado descentralizado y de justicia federal que asegura
el derecho a la vida, al trabajo, la cultura, la educación, la justicia
social y la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna.
Este hecho convirtió al presidente Hugo
Chávez Frías en el propulsor de un nuevo ciclo histórico para la
nación. Las viejas estructuras de poder se agrietaron, cedieron y
terminaron por colapsar; se revelaron entonces, por todos los poros de
la sociedad, fuerzas y corrientes alternativas de cambio impregnadas de
esperanzadoras demandas e inéditos desafíos. Es así como el modelo
político constituido sobre las coordenadas del llamado Pacto de Punto
Fijo comienza su fin y un nuevo país comienza a abrirse paso entre sus
escombros.
2000: Año de la relegitimación de los poderes
Tal y como lo previó el poder constituyente, los cargos de elección popular fueron relegitimados en las Megaelecciones
realizadas el 30 de julio del año 2000. Llegó nuevamente la hora de la
voz del pueblo en un acto tan trascendental como multitudinario, el
presidente Hugo Chávez Frías es reelegido, manteniendo su investidura de
Jefe de Estado para presidir los destinos de la nación hasta el año
2006. El Primer Mandatario nacional obtuvo 3 millones 757 mil 773 votos,
equivalentes a un porcentaje de 59,76%.
A partir del año 2000, luego de
realizadas las Megaelecciones, se da inicio concreto a la V República,
lo que impulsó la transformación pacífica del Estado en función de un
modelo revolucionario ydemocrático.
2001: Año de las leyes habilitantes
Dos grupos importantes de
leyes habilitantes
fueron activados por el presidente Hugo Chávez entre los años 1999 y
2001. Entre ellas destacan leyes tributarias, así como para la
eliminación de algunos organismos públicos, la modernización de los
trámites administrativos y la regularizacion de las relaciones entre el
Estado y el sector privado. Durante este año el presidente Hugo Chávez
también concreta la creación del sistema microfinanciero, así como de
las leyes que regulan las actividades productivas del sector privado.
Asimismo, se reforma la
Ley de Hidrocarburos
y se crea el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela
(Bandes). Se retoma de este modo la orientación de la industria
petrolera como empresa perteneciente a la nación.
Adicionalmente, se diseña el documento Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social 2001-2007,
fundamentado en la interacción de los cinco ejes de equilibrio: el
económico, el social, el político, el territorial y el internacional. De
esta forma, Venezuela se convirtió en el primer país del continente que
logró construir un programa estratégico económico-social fuera de las
recetas de organismos internacionales como el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
2002: El golpe de Estado
El año 2002 estuvo marcado por el golpe de Estado
del 11 de abril. Promovido bajo la fachada de un “paro laboral”,
encabezado por la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y
Producción de Venezuela (Fedecámaras), al cual se plegó el corrupto
sindicato de la era puntofijista, la Central de Trabajadores de
Venezuela (CTV). Este golpe derivaría en la instauración de una
dictadura encabezada por Pedro Carmona Estaga, el entonces presidente de
Fedecámaras. Estanga se autoproclamó presidente, abolió los poderes
constitucionales y su gobierno cometió serias violaciones a los derechos
humanos, en las 48 horas que se mantuvo en el poder. Contrario a la
clara condena de esta toma de poder inconstitucional por parte de los
países miembros del Grupo de Río y otras naciones del mundo, el gobierno
de George W. Bush no condenó el golpe de Estado.
Los archivos hemerográficos y
bibliográficos dejan para la historia las declaraciones del vocero de
la Casa Blanca, Ari Fleischer, el 12 de abril de 2002, en las cuales
aseguraba que el presidente Hugo Chávez promovió la crisis, por lo
cual se había instalado “un gobierno civil transitorio”. El vocero del
Departamento de Estado, Philip Reeker, declaró ese mismo día que “los
eventos de ayer en Venezuela resultaron en un gobierno transitorio hasta
que se puedan realizar nuevas elecciones”. Un informe que
posteriormente elaborara la Oficina del Inspector General del
Departamento de Estado señalaría “que era claro que la NED (Nacional
Endowment for Democracy), el Departamento de Defensa, y otros programas
de asistencia de Estados Unidos habían proveído entrenamiento, apoyo
para el desarrollo institucional y otros apoyos a individuos y
organizaciones que estuvieron activamente involucrados en la breve
expulsión del gobierno de Chávez” (esta oficina agrega, sin embargo, que
no consideraba que este apoyo había contribuido “con dicho evento”; no
se utiliza la palabra golpe de Estado).
Este golpe de Estado también será
recordado como el primer “golpe mediático” de la historia contemporánea.
Tal como ha sido reconocido por organizaciones de derechos humanos,
todos los canales privados en el espectro radioeléctrico público no sólo
apoyaron el golpe, sino que desarrollaron un “blackout” cuando se
iniciaron las movilizaciones de calle en apoyo al presidente Hugo
Chávez. Mientras el pueblo venezolano salía a las calles reclamando el
regreso del Presidente que eligieron democráticamente, estos medios
privados transmitían comiquitas, películas y novelas.
Afortunadamente,
las fuerzas antidemocráticas nacionales y sus aliados trasnacionales
fracasaron en su intento. La mayor parte de las Fuerzas Armadas
permaneció leal a la Constitución junto con el pueblo, que saldría en
masas a las calles para exigir el retorno del presidente Hugo Chávez,
hecho que ocurrió la madugrada del 13 de abril de 2002 .
En una reacción que constituiría una
lección para muchos, el mandatario venezolano invoca inmediatamente un
diálogo constructivo para el bien del país. No obstante, las apetencias
políticas de grupos opositores y de la vieja élite tecnócrata y política
vuelven a insistir en la salida violenta del Presidente
democráticamente electo, promoviendo un sabotaje petrolero. Nuevamente
el país debe afrontar duras circunstancias debido a que la mayor parte
de los gerentes de la estatal petrolera, en un acto de traición a la
patria, inflige daños severos a la nación, mediante el secuestro técnico
de la industria.
2002-2003: El sabotaje contra la industria petrolera nacional
Aunque no siempre de manera explícita,
la reforma petrolera, por lo que implica en términos de la capacidad del
Estado para manejar la renta petrolera, ha ocupado un lugar central en
la aguda confrontación política que tiene lugar en nuestro país. El
golpe de Estado de abril de 2002, con el derrocamiento del gobierno por
48 horas y el golpe petrolero de diciembre 2002 y enero 2003, lo
mostraron con palmaria nitidez. El gobierno de facto de abril de 2002 no
llegó a nombrar su gabinete completo, pero sí fue designado un nuevo
presidente de la estatal petrolera, Petróleos de Venezuela (Pdvsa), el
general Guaicaipuro Lameda, quien había sido removido del mismo cargo en
febrero, por oponerse a la
Ley de Hidrocarburos
recién promulgada. Durante las escasas horas que duró el gobierno de
facto, esa ley fue derogada por decreto; igualmente, el acuerdo
bilateral de suministro de petróleo a Cuba fue suspendido. El golpe de
abril de 2002 fue la culminación de un “paro cívico”, en apoyo al
conflicto de la gerencia petrolera contra el gobierno, y el sabotaje a
la industria llevado a cabo en diciembre de 2002 y enero de 2003 fue la
continuación del frustrado golpe de abril.
El lunes 2 de diciembre de 2002, fuerzas de oposición al gobierno de
Hugo Chávez iniciaron una acción política llamada “paro cívico
nacional”. El 4 de diciembre los canales de televisión y radio del país
comenzaron a trasmitir conjuntamente la noticia de la paralización de
un tanquero de
PDV Marina, el
Pilín León
(actual Negra Matea), en el canal de navegación del Lago de Maracaibo.
Las imágenes mostraban cómo la tripulación de ese barco apoyaba y
participaba en la acción. El tanquero permaneció fondeado, bajo el
control de la tripulación insurrecta, durante diecisiete días y se
convirtió en la expresión más clara del compromiso de muchos gerentes y
trabajadores medios de la vieja Pdvsa con la acción que ya se había
convertido claramente en sabotaje. De allí en adelante, dirigentes de
los corruptos sindicatos petroleros, que promovieron la paralización de
la industria, conjuntamente con representantes de Fedecámaras y de la
CTV aparecerían como voceros e instigadores principales de esta acción
insurreccional.
Tal como había ocurrido durante el golpe
de Estado de abril de 2002, esta acción estuvo marcada por la insólita
afiliación de la patronal y un sindicato de trabajadores para cometer
nuevamente actos ilegales contra los poderes constitucionales en el
país. Esta vez confiaron que, luego del fracaso del golpe político, la
desestabilización de la principal fuente de ingresos de Venezuela -la
industria petrolera-, terminaría por asfixiar al gobierno Bolivariano y
obligaría a la renuncia del presidente Hugo Chávez. Las televisoras
privadas apoyaron abiertamente la acción con 64 días continuos de
propaganda contra el gobierno democráticamente constituido.
Los sucesos del Pilín León
demostraron rápidamente que la estrategia se centraba en lograr la
paralización del sector petrolero nacional. Siguieron a la tripulación
del Pilín León, la de los demás tanqueros de PDV Marina,
gerentes y operadores de refinerías, parte de los empleados y
trabajadores de los campos, profesionales y técnicos de las áreas de
informática, contratistas de transporte interno de combustibles y
derivados, en resumen, personal de distintas áreas con capacidad real
para perturbar seriamente el funcionamiento de la principal industria
nacional. Las acciones del sabotaje petrolero consiguieron restringir,
entre otras actividades, la producción de combustibles aeronáuticos,
gasolina y gasoil; así como el transporte desde los centros de
producción o refinación hacia los centros de suministro comercial.
Los daños al país fueron enormes. De
acuerdo a estudios del Ministerio de Finanzas y del Banco Central de
Venezuela, el monto de las pérdidas por ventas no realizadas llegó a
14.430 millones de dólares aproximadamente, lo cual motivó una
disminución de un monto cercano a 9.998 millones de dólares en la
capacidad contributiva de Pdvsa y sus filiales al fisco nacional. Esto
limitó la capacidad del Ejecutivo nacional para la ejecución de sus
planes y programas. El Producto Interno Bruto (PIB) del país registró
una caída de 15,8% durante el cuarto trimestre de 2002 y de 24, 9%,
durante el primer trimestre de 2003. En el sector petrolero la caída del
PIB fue de 25,9% y 39,3% respectivamente. Se registró igualmente una
contracción en los montos de las reservas internacionales en divisas y
del Fondo para la Estabilización Macroeconómica, lo cual obligó al
Ejecutivo nacional, conjuntamente con el Banco Central de Venezuela, a
dictar las medidas para establecer un sistema de control de cambios, con
el fin de atenuar los efectos negativos sobre la economía nacional.
Esa acción golpista fue derrotada
gracias al esfuerzo de los trabajadores y trabajadoras patriotas que se
mantuvieron activos, la incorporación de personal jubilado; así como
gracias a la movilización de fuerzas militares y sectores populares en
defensa de una empresa vital para el futuro de Venezuela como nación
independiente.
2003: Año de la recuperación de Pdvsa
La firmeza del presidente Hugo Chávez
Frías, en unión con el pueblo soberano y las fuerzas armadas, fueron
determinantes para que el país saliera airoso del escollo de
proporciones nunca vistas que representó el sabotaje petrolero.
Sorprendentemente, durante el año 2003 Pdvsa incrementó sus ganancias en
1,5 mil millones de dólares, al lograr un ahorro de 3.100 millones de
dólares.
A raíz del golpe de Estado del 11 de
abril de 2002 y el sabotaje petrolero de diciembre del mismo año, el
gobierno de Hugo Chávez Frías comenzó a desarrollar una campaña
internacional para informar al mundo sobre la verdadera situación
política y económica venezolana, lo que permitió aclarar informaciones
falsas o manipuladas que confundieron a muchos líderes y pueblos.
Asimismo, la política exterior venezolana logró extenderse con la firma
de convenios bilaterales en materia energética, agroalimentaria,
comercial e industrial.
2004: Año de la gran victoria popular y revolucionaria
El 15 de agosto de 2004 puede
considerarse como una de las fechas de más alta significación en la
reciente historia política del país. En esa oportunidad se efectúa un
referéndum popular para evaluar la gestión gubernamental del Presidente,
promovido por factores de la oposición. El resultado de ese evento de
democracia participativa y protagónica fue una contundente victoria a
favor de la aprobación del mandato presidencial de Hugo Chávez Frías.
Este hecho constituyó un hito en la historia nacional, continental y
mundial, ya que era la primera vez que un jefe de Estado de un gobierno
democrático se sometía a este tipo de consulta en el mundo entero.
2005: Año del salto adelante
Durante este año, la gestión del presidente Hugo Chávez Frías logró expandir las
misiones sociales.
Estos programas sociales masivos, en áreas tan variadas como salud,
alimentación, educación, cultura, capacitación para el trabajo y
conservación ambiental, contribuyeron con el nacimiento de la nueva
institucionalidad y la nueva visión social que fundamenta el proceso de
cambios en Venezuela.
Asimismo, el presidente Hugo Chávez
promueve la formación de la Alianza Bolivariana para las Américas,
(ALBA, posteriormente denominada Alianza Bolivariana de los Pueblos de
Nuestra América), como un esquema de cooperación internacional
alternativo, fundamentado en la solidaridad y la complementariedad. De
esta forma, marca distancia del fracasado modelo de “libre comercio”
encarnado en la propuesta del Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA), promovida por Washington.
Otro aspecto que representó un avance
fundamental para Venezuela, fue el inicio de las negociaciones para
entrar al Mercado Común del Sur (Mercosur) y la aceleración de medidas
que permitieron la ubicación del Producto Interno Bruto (PIB) en 9,4%
durante el año 2005, lo cual significó que Venezuela lograba nueve
trimestres consecutivos de crecimiento económico sostenido, por primera
vez en años. Igualmente, se incrementó la producción del hierro, el
aluminio y el acero, con lo cual la nación batió récords históricos.
Adicionalmente, se aumentó la producción agrícola en distintos rubros,
el comercio y la inversión internacional, entre otros. La inflación
cerró en 14,4% ese año.
2006: Año de la participación popular
El
año 2006 trajo consigo una nueva oportunidad para ratificar tanto la
legitimidad democrática, como la trascendencia y la continuidad del
proceso de cambios iniciado con la primera elección del presidente Hugo
Chávez. Esto se confirmó con la victoria popular obtenida por el
presidente Hugo Chávez en las elecciones del 3 de diciembre de ese año,
las cuales ganó con más de 60% de los votos.
Así, se inicia un nuevo período de la
Revolución Bolivariana, guiada como lo indica la Constitución de 1999
por los valores de la “libertad, la independencia, la paz, la
solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y
el imperio de la Ley”.
Elecciones presidenciales del 12 de octubre de 2012
El 7 de octubre de 2012 se celebraron
las elecciones presidenciales en Venezuela con una tasa histórica de
alta de participación electoral de más del 80%, lo que confirma el
compromiso del país con la participación pacífica y democrática, así
como el alto nivel de madurez política de su electorado.
Según el Consejo Nacional Electoral
(CNE), poder público independiente – responsable de la transparencia y
eficiencia de los procesos electorales -, Hugo Chávez ganó con poco
más del 55% de apoyo popular.
Elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013
Debido a la muerte del presidente Hugo
Chávez el 5 de marzo de 2012, Venezuela celebró elecciones
presidenciales el 14 de abril de 2013, con una tasa de participación de
79,17%.
Esta votación, la décimo octava en poco
más de 14 años, es todavía otro ejemplo del compromiso firme del país
con la democracia. Nicolás Maduro, quien se desempeñó como presidente
interino desde el fallecimiento del líder de la Revolución Bolivariana
Hugo Chávez , ganó las elecciones con 50,75% de los votos. Con esta
victoria, Maduro continuará liderando las políticas impulsadas por el
presidente Chávez.